viernes, 6 de mayo de 2011

El Reto del Ascenso



Si bien sabemos que el descenso es la parte más divertida de una excursión, para poder bajar hay que llegar a la cima. La dificultad de la subida depende de múltiples factores: la longitud de la misma, el desnivel, el tipo de terreno, la estación en que sé este realizando la salida. Por consiguiente, una excursión que incluya subidas se debe escoger en función del entrenamiento y de las capacidades conseguidas por cada persona. La técnica y la postura que hay que adoptar están en relación directa con el terreno que hay que recorrer.
La postura mas adecuada para estos caminos es seguramente la de “sentarse en el asiento”. En cuanto a las relaciones que hay que emplear es indispensable, casi siempre, una relación corta. Para afrontar un tramo comprometido hay que cambiar con cierta anticipación para dejar tiempo a que la cadena se desplace y poder ejercer fuerza nuevamente sobre los pedales. Algunos pasos cortos obligados (piedras, baches, pequeños escalones) se deben superar de forma dinámica, incluso acelerando un poco el paso y no descuidando la rueda delantera un poco antes del impacto con el obstáculo.
A medida que aumenta la pendiente, hay que incrementar la fuerza aplicada a los pedales, bien con un avance a saltos o bien con una serie alterna de impulsos hacia delante con todo el cuerpo y poniéndose de pie, aunque esta postura es difícil de mantener ya que es un problema conseguir imprimir adherencia a la rueda trasera cuando el cuerpo esta totalmente desplazado hacia el manillar.
Por supuesto que todo esto es teoría. Cuando te encuentras en medio de la cuesta y la lengua afuera, es cuando intentas buscar esa relación de cambio ideal y la postura adecuada para ese momento.

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